Elegí Unicervantes para estudiar teología, una pasión postergada por casi dos décadas. A punto de los 40 años, quería reflexionar sobre mi fe, y gracias a la flexibilidad que ofrece la modalidad PAT, superé los compromisos de adulto y cumplí mi sueño. La calidad del programa y la excelencia de los profesores me ayudaron a descubrir mi verdadera vocación, fusionando fe y razón en una auténtica relación con Dios.
Unicervantes se volvió esencial en mi formación académica y de vida. Su identidad institucional, impregnada de amor por la sabiduría y la verdad, se convirtió en parte esencial de mi existencia. Las oportunidades brindadas me permitieron replantear y redefinir mi vida en todos los aspectos. Valorado como estudiante y persona, los estímulos académicos se transformaron en fuerza e inspiración para avanzar con pasión y compromiso.
Decidí hacer un viaje a Nueva York, adelantando parte de mi cuatrimestre desde la histórica biblioteca de la NYPL, enamorado de mi carrera. Soy orgulloso de ser cervantino y mi deseo es llevar el nombre de Unicervantes a cada rincón, pues para mí, es más que una universidad, es un estilo de vida.